La página de LinkedIn de Leonardo González Dellán lo promueve como emprendedor y restaurantero. Un aviso de sanciones del Departamento del Tesoro de Estados Unidos de 2019 lo calificaba diferente: testaferro, un “prestanombres” financiero que escondía dinero para políticos venezolanos corruptos.
Para el residente del sur de Florida Alejandro Andrade, tesorero de Venezuela durante la presidencia de Hugo Chávez, era un presunto facilitador, un canal para mover dinero robado a la nación alpina apreciada por los estafadores por su secretismo.
Pero para el gigante financiero mundial Credit Suisse, González Dellán tenía otro apodo: cliente.
Una filtración de documentos de Credit Suisse reveló cómo González Dellán pudo abrir y mantener varias cuentas mientras facilitaba presuntamente el traslado de una fortuna en sobornos.
La filtración puso al descubierto la relación entre la institución bancaria suiza y varios venezolanos con conexiones políticas que supuestamente estaban involucrados en el saqueo de la anteriormente vigorosa economía de la nación. Los registros apuntan a un pilar del sector financiero suizo que continuó dando servicio a los beneficiarios del fraude y la corrupción mucho después de que se suponía que había puesto fin a la práctica.
En un acuerdo de culpabilidad de 2017 en Florida, Andrade reconoció haber recibido más de mil millones de dólares en sobornos de una variedad de personajes, entre ellos González Dellán. Andrade cosechó dinero en efectivo y disfrutó de otros beneficios pagados con el producto de la corrupción. Entre ellos, jets privados, yates, coches, casas, caballos de exhibición y relojes de lujo.
Andrade era uno de los varios miembros de la élite venezolana en la mira de los fiscales federales del sur de Florida. Miami y sus alrededores se han convertido en un lugar predilecto para los exfuncionarios venezolanos que saquearon su país antes de trasladarse al sur de Florida en busca de una vida de comodidad y estilo.
La implosión de la economía venezolana, debida en parte a la corrupción y a los negocios propios de personas como Andrade, ha remodelado la ciudad de Miami. Los venezolanos súper ricos vinieron a guardar sus ganancias, mientras que otros huyeron a Florida para escapar de una economía arruinada.
Ahora sabemos un poco más sobre la historia de fondo; específicamente cómo los bancos suizos se convirtieron en una herramienta importante para almacenar las ganancias de aquellos que drenaron la riqueza de Venezuela. La información procede del análisis de los registros de Credit Suisse. El ejercicio de dar seguimiento al dinero ayuda a iluminar cómo los astutos y corruptos dejaron financieramente quebrada a la nación rica en petróleo.
El sistema giraba en torno a las casas de bolsa, a través de las cuales se podían cambiar bolívares por dólares a un tipo de cambio favorable. En muchos casos, las ganancias salían de Venezuela y entraban en bancos suizos antes de ser canalizadas a condominios, coches de lujo y yates en Miami.
Andrade, que aterrizó en la comunidad de Wellington, en el sur de Florida, conocida por sus lujosas casas y hangares para aviones privados, fue acusado en un tribunal federal y se declaró culpable, por lo que le confiscaron mil millones de dólares y entregó una serie de activos de lujo.
En un documento de su acusación, reconoció que “a petición mía” los co-conspiradores transfirieron fondos a múltiples cuentas bancarias suizas, incluida una en Credit Suisse a nombre de Malabar Services Inc.
Los datos filtrados fueron facilitados por una fuente anónima al periódico alemán Süddeutsche Zeitung, que los compartió con el Proyecto de Reportajes de Investigación sobre la Delincuencia Organizada y la Corrupción (OCCRP) y otros 46 medios de comunicación de todo el mundo, entre ellos el Miami Herald y el Nuevo Herald. Reporteros de los cinco continentes examinaron miles de registros bancarios, entrevistaron a personas con información privilegiada, a reguladores, a fiscales, y escarbaron en los registros judiciales al igual que en las revelaciones financieras para corroborar sus hallazgos, produciendo docenas de artículos bajo el título Suisse Secrets (Secretos de Suisse).
Los datos abarcan más de 18,000 cuentas que estuvieron abiertas desde los años 40 hasta bien entrada la década pasada. En conjunto, albergaban fondos por valor de más de 100,000 millones de dólares.
Años salvajes
El sistema se llamaba permuta y funcionó entre 2003 y 2010. Fue una época conocida como los “años salvajes”, un guiño al frenesí que el mercado de la permuta desató entre los poderosos financieros, muchos de los cuales, como González Dellán, aparecen en la filtración.
Ese periodo fue también una época de violaciones de los derechos humanos y de represión del incipiente movimiento opositor de Venezuela.
Mientras reinaba la impunidad, los grandes bancos suizos, como el Credit Suisse, acogían a clientes de Venezuela. La filtración muestra que algunos clientes venezolanos de Credit Suisse tenían fortunas con valor de cientos de millones en francos suizos.
Un franco suizo equivale actualmente a poco más de un dólar. Entre las personas cuyos nombres figuraban en las cuentas había dos presuntos conspiradores en un escándalo de soborno por 2,400 millones de dólares, varios actores implicados en una estafa piramidal por 700 millones de dólares y otros acusados de robar las identidades de al menos mil de sus compatriotas.
Credit Suisse se negó a hablar de clientes o cuentas individuales. En un comunicado, el banco dijo que selecciona a los clientes de acuerdo con los estándares del sector para “identificar y gestionar el riesgo financiero, normativo y de reputación, tanto en la incorporación como en relación con las cuentas existentes”.
La Unión Europea ha amenazado con incluir a Suiza en la lista negra de países que inducen el lavado de dinero.
Amigos en las altas esferas
En estos días, nadie responde cuando se toca la imponente y gruesa puerta de madera del alguna vez bullicioso piso 14 del edificio Cavendes, una torre del distrito financiero de Caracas. Los empleados de un negocio vecino dijeron que no habían visto ninguna actividad en la oficina, en la que una vez funcionó el Credit Suisse. Un guardia de seguridad sugirió que “esta gente se fue desde hace años”.
No siempre estuvo tan tranquilo.
González Dellán, quien no ha sido acusado de ningún delito, fue en su día una pieza importante en este banco, aunque era el tipo de persona que en los círculos bancarios se consideraría un PEP, o “persona expuesta políticamente”: un cliente que representa un alto riesgo de corrupción y de negocios ilícitos debido a su influencia y a su destacado papel público.
Parte de ello se debe a sus conexiones familiares. Su padre, Eudoro González, fue senador, mientras que el hermano de González Dellán es actualmente miembro del poder legislativo venezolano.
González Dellán dejó su propia huella en el Banco Industrial de Venezuela, uno de los bancos estatales más grandes y antiguos del país, llegando a ser vicepresidente en 2000 antes de ascender a presidente en 2002.
Cuando dejó el banco estatal después de una década, en 2004, González Dellán se convirtió en director de una casa de bolsa venezolana llamada Econoinvest Capital S.A. Su nombre daba legitimidad a la empresa. Fue director no ejecutivo de Econoinvest, que posteriormente fue investigada y allanada en 2010, y la cual también tenía una cuenta en Credit Suisse.
En la página de la biografía del autor para la publicación web New Europe, González Dellán se atribuye el haber ayudado a “hacer crecer el fenomenal y exitoso sector de corredores de bolsa del país a finales de la década de 2000″.
No era un alarde en vano.
Supuestamente intercambiando sobornos por acceso, Dellán González ganó dinero para sí mismo y para sus clientes en la industria que ayudó a crear. Para 2012, era un hombre rico. Se hizo lo suficientemente rico como para mudarse a Londres y casarse con una famosa modelo ítalo-venezolana, Aida Yespica. Sus nupcias se celebraron en Las Vegas.
En Venezuela, el castillo de cartas se derrumbaba. La maquinaria de las casas de bolsa que González Dellán ayudó a poner en marcha, aunque rentable para los iniciados, estaba contribuyendo al lento pero espectacular estrangulamiento de la economía venezolana dependiente del petróleo, una implosión que provocó que unos seis millones de venezolanos abandonaran el país.
La pérdida de Venezuela fue la ganancia del sur de Florida. Un año después de la crisis de 2008, los venezolanos representaron el 17% de los 6,200 millones de dólares en compras de inmuebles residenciales en el sur de Florida por parte de compradores extranjeros, según un estudio de la Asociación de Agentes Inmobiliarios de Miami. Los condominios en el área de Brickell eran particularmente populares entre los venezolanos.
Con la mira en 2019
Aunque Andrade y algunos otros venezolanos de alto perfil en Miami fueron blanco del Departamento de Justicia, González Dellán logró evitar ese destino. No ha sido acusado de ningún delito. Pero en 2019 fue incluido en un anuncio de sanciones estadounidenses junto a otros prominentes empresarios y negocios, muchos de ellos con sede en Miami.
Las sanciones, que son impuestas por la Oficina de Control de Activos Extranjeros, u OFAC, parte del Departamento del Tesoro, sirven para congelar activos y pueden llevar a su confiscación.
Además de las personas sancionadas, se mencionaron varias empresas, muchas de ellas con sede localmente, un reflejo de cómo Caracas y Miami se han entrelazado.
Gustavo Perdomo, que tenía una casa de más de 4 millones de dólares en la lujosa sección Cocoplum de Coral Gables, fue sancionado.
También lo fue Raúl Gorrín, magnate de los medios de comunicación, jefe del imperio venezolano Globovisión y dueño de al menos 24 propiedades en Miami y Nueva York. Una de esas propiedades era otra casa en Cocoplum, ésta también valorada en más de 4 millones de dólares. Gorrín era cuñado y socio de Perdomo.
Gorrín ya estaba prófugo después de que un jurado de instrucción de Miami lo acusara de pagar cientos de millones en sobornos y de cometer lavado de dinero al ocultar fondos gubernamentales malversados por un total de más de 1,000 millones de dólares.
También estaba siendo investigado por la presunta apropiación indebida de miles de millones de dólares del monopolio petrolero estatal de Venezuela, Petróleos de Venezuela S.A., mejor conocido como PDVSA. Las cónyuges de Gorrín y Perdomo también fueron sancionadas.
Las empresas con sede en Miami sancionadas fueron Globovision Tele CA Corp., RIM Group Investments Corp. y Magus Holding USA.
Las medidas estaban destinadas a hacer que los propietarios cedieran el control de las empresas. También pretendían obligar a las personas a emprender “acciones concretas y significativas para restaurar el orden democrático, negarse a participar en abusos de los derechos humanos, denunciar los abusos cometidos por el gobierno y combatir la corrupción en Venezuela”.
Las personas mencionadas en las sanciones, aunque a veces están interconectadas, no eran los mismos individuos que aparecieron en la filtración de los registros bancarios suizos.
Entrar en Credit Suisse
González Dellán era titular de varias cuentas en el Credit Suisse desde 2007.
Aparece por primera vez en junio de ese año. En octubre de ese mismo año, la cuenta tenía 8.3 millones de francos suizos. En noviembre del año siguiente, había sido cerrada.
Vuelve a aparecer en la filtración de los Secretos de Suisse abriendo una cuenta en junio de 2011.
En mayo de 2013, los registros filtrados muestran que su cuenta tenía casi 11 millones de francos suizos. La cuenta fue cerrada en octubre de 2015.
La cuenta más interesante que lleva el nombre de González Dellán es una inusual megacuenta, abierta en junio de 2007, con más de 30 entidades legales y 10 propietarios individuales. Entre ellos se encontraban:
- Luis Alberto Benshimol Chonchol. Su empresa Bencorp Casa de Bolsa C.A., que también aparece en la cuenta, fue incautada en Venezuela en 2010.
- Martín Lustgarten. Como informó el Miami Herald, Lustgarten es un infame corredor monetario venezolano que tuvo un respiro cuando un error técnico de los fiscales estadounidenses le permitió escapar de un juicio por lavado de dinero.
- Cedel International Investments, una empresa perteneciente al banquero Eligio Cedeño, ex preso político del régimen de Chávez. Cedeño, un enemigo de Chávez que fue encarcelado por el régimen, dijo a la OCCRP y a el Nuevo Herald que la cuenta se abrió sin su conocimiento con fines comerciales mientras él estaba en la cárcel.
En el momento en que González Dellán inició cualquiera de esas cuentas, su condición de PEP habría obligado a los banqueros a examinar con más cuidado el origen de sus finanzas.
Una fuente con conocimiento íntimo del modelo operativo del banco en Venezuela durante los “años salvajes” dijo al OCCRP que esos clientes no representaban un problema para Credit Suisse. De hecho, dijo la fuente, el prestamista persiguió activamente a los clientes conocidos o sospechosos de ser testaferros. A las fuerzas del orden se les contó una historia similar.
Una demanda en Florida
Aunque no fue acusado, González Dellán se vio envuelto en un extraño litigio en Miami. Se trata de una demanda federal presentada por un colombiano que huyó de la violencia del narcotráfico vinculada al grupo guerrillero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
El demandante era Antonio Caballero, cuyo padre secuestrado murió en manos de las FARC. La demanda pretendía acceder a los activos de González Dellán, que para entonces estaban congelados en el Sunstate Bank de Miami como consecuencia de las sanciones de la OFAC. La demanda alega que los sobornos de González Dellán apoyaron al régimen venezolano, que a su vez ayudó a las FARC a traficar con drogas en el sur de Florida.
Caballero ganó su caso inicial, pero González Dellán intervino para intentar impedir la transferencia de dinero al demandante.
Las partes siguen en conversaciones. A través de sus abogados, González Dellán declinó hacer comentarios.
La cima, y el largo descenso
El año 2010 fue la cima económico de Venezuela, con un producto interior bruto (PIB) de 400,000 millones de dólares. El descenso fue largo y pronunciado. En 2018, la economía de Venezuela se había reducido a una cuarta parte de su tamaño anterior.
Las exportaciones de petróleo alcanzaron su punto máximo incluso antes, en 2007. Caerían al menos 71% durante la siguiente década. La inflación acabó con los ahorros de los venezolanos, al menos para aquellos que no tenían acceso a los mercados permuta mientras operaron. Para los que no tenían acceso a cuentas bancarias en Suiza, la vida financiera era sombría.
“En ese entonces, y aún hoy, todos en Venezuela están tratando de proteger su dinero”, dijo Marianella Pérez-Majul de González, quien junto con sus hermanas, su tío y algunos amigos perdieron alrededor de 300,000 dólares en ahorros después de que el gobierno tomara el control de ABA Mercado de Capitales, Casa de Bolsa C.A., con sede en Maracaibo, en 2010.
Su familia, como muchas otras, mantenía los ahorros en dólares para sortear la estratosférica inflación de Venezuela. Pero después de que el gobierno incautara ABA, tuvieron problemas para acceder a sus inversiones.
ABA era dirigida por Enrique Auvert Vetencourt, otro trasplantado del sur de Florida. Contactado en Miami, insistió en que él también es una víctima, que lo ha perdido todo, aunque la filtración suiza mostraría cuatro cuentas corporativas a nombre de tres de los dirigentes de ABA.
Cuando se le preguntó al respecto, Auvert dijo que creía que las cuentas se establecieron sobre todo a petición de los clientes.
Dijo que la razón por la que los clientes trataban de sacar su dinero de ABA y llevarlo a Suiza era el control cada vez más estricto del gobierno de Chávez y el eventual casi desmantelamiento de los mercados financieros del país.
“El gran temor no era lo que ocurría en ABA, sino lo que ocurría en el sector financiero venezolano”, dijo Auvert en una larga entrevista. “Es perfectamente normal que la gente lleve su dinero al extranjero [sacándolo de Venezuela]”.
Un hombre libre, un país paralizado
Venezuela sigue pagando el precio de las depredaciones de las élites que saquearon el país. Pero Alejandro Andrade tuvo un respiro.
CCB