Criminales en su sexenio, asesinatos duplican a Peña y casi triplican a Calderón Civiles armados y sospechosos vigilan ruta presidencial en Guerrero de Félix Salgado.

¿Hay un entendimiento entre lo más oficial y lo más oscuro?

Extraña la confianza de Andrés Manuel López Obrador en Marquelia, una zona dominada por el narcotráfico y la diversidad del crimen organizado en Guerrero, estado en manos del cuestionadísimo Félix Salgado Macedonio a través de su hija Evelyn.

Extraña la confianza de Andrés Manuel, escoltado por un convoy de suburbans frente al civil con arma larga, custodio silencioso y punta del iceberg de no se sabe cuántos más, que no son policías ni militares.

¿Por qué la confianza del Estado Mayor maquillado de ‘ayudantía’? ¿Porque arriesgar al presidente que confiado y gustoso baja el vidrio frente al tipo sospechoso? ¿Hay un entendimiento entre lo más oficial y lo más oscuro?

Esa confianza mutua entre el ‘vigilante’ y el presidente, quien al pasar frente al armado saca el brazo y la cabeza para saludar a pobladores con el grito: “Muchísimo gustooo, arriba Marquelia”, desató un sinnúmero de conjeturas por su significado, a partir de la actitud del gobierno federal con los cárteles del crimen organizado

Un día después del electoral 6 de junio, el Presidente declaró en la conferencia mañanera que los criminales se habían portado mejor que los delincuentes de cuello blanco. Las desafortunadas palabras de burla y/o cinismo, se enmarcan en los rencorosos ataques a las clases medias, en el brutal crecimiento del crimen organizado y en el bombardeo a quienes no se someten, y son satanizados como adversarios.

Con 85 mil asesinatos -más del doble de crímenes dolosos que el mismo periodo en el sexenio de Enrique Peña Nieto (40 mil) y casi el triple que el de Felipe Calderón Hinojosa (31 mil)- el tratamiento terso a los grupos criminales y a la ilegalidad es una afrenta nunca vista al Estado de Derecho.

La campaña electoral seguirá con más intensidad una vez que Morena frustró la meta de alcanzar la mayoría calificada en el Congreso. Este domingo en Tijuana Baja California, López Obrador continuó esa campaña al prometer legalizar los autos ‘chocolates’, haciendo a un lado a Javier Corral Jurado, pero sobre todo a la panista gobernadora entrante de Chihuahua, Maru Campos, estado con similar situación.

La coartada dice que al legalizar las decenas de miles de automóviles ilegales, servirá en la lucha contra el crimen organizado, sin embargo, como ha ocurrido en otras ocasiones, el anuncio desatará la compra de autos de bajo costo en Estados Unidos, ya que a costo de bicoca podrán ser legalizados.

Los problemas colaterales de esta decisión son muy predecibles, inician con la chatarrización y un fuerte golpe a las grandes concesionarias y armadoras. Las ciudades norteamericanas de la franja fronteriza se van a deshacer de autos viejos a través de los loteros que pasarán el parque vehicular en México, consecuentando mecanismos usuales del crimen organizado.

El banderazo de hoy al lado del gobernador Jaime Bonilla desatará desde este momento un problema más por las filtraciones. El mismo gobierno de Bonilla filtró que por menos de 5 mil pesos podrá legalizarse prácticamente cualquiera auto, además de reducir el año permitido.

Los indicadores son muy preocupantes, la masacre de 14 personas en Reynosa Tamaulipas el 19 de junio contra población civil desarmada ni siquiera escaló a ocho columnas en los diarios. Lo extraordinario se hace cotidiano, como parte de una normalidad aún más violenta, en una ruta que esperemos no termine en el narco estado.